domingo, 3 de octubre de 2010

E-Readers

Mucho se discute sobre el tiempo que los niños y jóvenes dedican a Internet y la tecnología, tiempo que podría ser utilizado para acercarlos a otras actividades formativas como la lectura, por ejemplo. Pues no hay porqué escoger entre una u otra opción: hay que comprarles un eReader para que se apasionen por la literatura.

El dato se desprende de un estudio realizado por la consultora Scholastic and Harrison Group, que arrojó que la tecnología podría alentar a los niños a leer: Un 57% de los niños encuestados dijeron que les interesaría leer un libro electrónico.

Los resultados del estudio indican que los libros electrónicos pueden cumplir un rol educativo muy importante en las nuevas generaciones: un tercio de los niños dicen que leerían más libros por placer si tuvieran más libros electrónicos más disponibles.

Sin embargo, también hay niños más apegados a la tradición: un 66% de los entrevistados indicó que continuaría leyendo libros impresos incluso si existiera una mayor disponibilidad de los electrónicos.

El estudio también reveló una paradoja sobre lo que padres e hijos consideran “lectura”: Sólo el 8 % de los padres encuestados consideró como “lectura” los mensajes de texto, mientras que para un 25% los pequeños que participaron en el estudio, los SMS son parte de la “lectura” que realizan en su día a día.

Estos datos son de interés tanto para los padres y maestros que buscan desesperados la forma de acercar a los niños a la literatura, como para los productores de contenidos y libros electrónicos pues supone un importante nicho de mercado: si los niños se apasionan al eReader, deben existir títulos que los motiven, ¿no?

Las editoriales de libros de texto se encargan, actualmente, de ese tipo de tarea e imprimen libros personalizados para clases específicas. El grupo de biblioteca personalizada de Pearson, por ejemplo, permite que los profesores entren en Internet para crear un libro, mezclando y combinando capítulos de varios de los libros de texto de la editorial. Ellos pueden incluir hasta un 20% de material de fuera, ya sea escritos por ellos o de otras fuentes, con tal de que Pearson lo permita.

Marcando pasajes importantes. Los libros digitales tendrán que tener las características que los estudiantes están acostumbrados a ver en los libros de papel, como la posibilidad de subrayar los pasajes principales y hacer apuntes que se puedan pegar a las páginas. Las versiones digitales necesitan también una paginación coherente, de manera que los profesores puedan poner tareas. Incluso, con la función de búsqueda, los libros digitales seguirán necesitando sumario, índices y glosarios.

A pesar de esas limitaciones, la versión digital abre un abanico de nuevas posibilidades para el libro de texto. En los gráficos interactivos de un libro de economía, por ejemplo, los estudiantes podrían probar diferentes costes y observar su impacto sobre la demanda, o diferentes niveles de oferta para medir el resultado del cambio de precios. El ScrollMotion promete a las editoriales que su tecnología permitirá a los estudiantes ver vídeos, grabar clases sobre capítulos específicos y hacer pruebas de autoevaluación.

"Habrá más libros didácticos actualizados con lo más moderno de las últimas investigaciones sin que, para eso, haya necesidad de esperar hasta la próxima edición", observa Bradlow. Las editoriales podrán formar comunidades de especialistas en torno a sus libros didácticos digitales en cuyo foro será posible poner comentarios o preguntas. Según señala Bradlow, "el contenido dejará de ser estático".
 

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